Renta WEB: Nunca el mal diseño fue tan rentable
Recientemente, Hacienda ha revisado tres de mis declaraciones anuales de la renta y me ha metido un palo de 3.000 euros que he tenido que abonar en el plazo de un mes. Como currante, esto supone toda una fortuna para mi.
Desde la Agencia Tributaria me explicaron que en mis declaraciones apliqué simultaneamente de la deducción del à por descendiente y de las anualidades por alimentos que pago por mi hija (i.e. la pensión), lo que al parecer contraviene la doctrina tributaria.
Seguramente todo esto no te suene de nada. A mi me pasaba lo mismo, porque es un tema relativamente desconocido. Resulta que Hacienda aplica esta deducción automáticamente si tienes hijos. Lo grave, es que te la aplican incluso en situaciones en las que por tus datos podrían saber que no corresponde aplicarla.
Lo peor del tema, no es que me hayan destrozado financieramente el año. Lo que más me ha dolido es que Hacienda me haya hecho pagar recargos por un retraso imputable tan solo a sus propios errores de diseño en la aplicación Renta WEB (el antiguo programa PADRE). Como diseñador profesional de software, me parece un completo ultraje.
Diseño se escribe con D de desastre
Para entender todo esto mejor, tengo que dar un par de datos personales. Soy padre separado y paso una pensión por mi hija menor de edad. La custodia legal es de la madre, pero en los años de aquellas declaraciones que me revisaron, la niña convivía conmigo durante largos periodos de tiempo.
Como pude descubrir después con mucho esfuerzo, para poder declarar correctamente en Renta WEB esta situación, debía omitir los datos de mi hija en el apartado de descendientes convivientes (ver imagen abajo), porque si no la aplicación Renta WEB aplicaba automáticamente, y sin avisar, el mencionado mínimo por descendientes. De hecho, por alguna razón que nadie me ha explicado aún, hasta el año pasado, Renta WEB te dejaba presentar la declaración así, a pesar de lo fácil que habría sido detectarlo y evitarlo en el propio software.
En resumen, en una situación como la mía, el contribuyente debe mentir a Hacienda, ocultando los datos de sus descendientes en la aplicación Renta WEB, a pesar de que ésta los demanda. Y más rocambolesco aún, debe descubrir por sí mismo que debe mentir, porque no se explicaba nada de esto en ninguna parte de la aplicación o de la ayuda.
Yo creo que es mucho esperar por parte de Hacienda que los contribuyentes averigüen todo esto ellos solos. Más bien, debemos entender que estamos ante un grave fallo de diseño en múltiples niveles:
- Legal: El criterio tributario de Hacienda es muy discutible, y poco anticipable por los contribuyentes.
- Conceptual: El proceso que se ha definido para declarar estas situaciones es especialmente opaco y confuso.
- Diseño de la aplicación: A pesar de lo anterior, no hay aclaraciones o ayuda disponible en la pantalla
- Redacción: El apartado no indica que solo aplica para descendientes de los que tenemos la custodia plena
- Detección de errores: La aplicación debería detectar el error proactivamente y evitar que se pueda presentar la declaración
En la versión de Renta WEB de 2019, finalmente corrigieron el último punto. Lo demás sigue igual a día de hoy.
Se puede hacer mucho mejor
Como he dicho, soy diseñador profesional de software. Desde hace años, me dedico a diseñar las herramientas internas de grandes banco y aseguradoras, cuyo grado de complejidad es en ocasiones incluso superior al de la aplicación Renta WEB.
Lo primero que me llama la atención es que como aplicación, Renta WEB tiene la peculiaridad de que la pueden utilizar desde gente con escasísima experiencia informática y tributaria, a gestores profesionales muy experimentados. Y todo lo que cabe entre medias. Pero la aplicación no se ajusta lo más mínimo a esta diferencia de capacidades entre perfiles. De hecho, Renta WEB está claramente diseñada pensando en los usuarios más experimentados y habituales, ignorando expresamente las necesidades de la mayor parte de sus usuarios.
Hay diferentes técnicas para hacer más manejable para los usuarios inexpertos las aplicaciones complejas. Una de las más empleadas consiste en mostrar diferentes interfaces y funcionalidades dependiendo del nivel de experiencia del usuario. Algo así como ofrecer una versión para novatos y otra para expertos. Este planteamiento es algo muy habitual hoy en día en muchos productos digitales, desde la cámara del móvil al Word de Microsoft. Pero como sabemos, está completamente ausente en Renta WEB.
Por otra parte, con los datos de los que dispone Hacienda, sería relativamente sencillo identificar los problemas más frecuentes de los usuarios con su aplicación, e intentar proporcionar un tratamiento y diseño diferenciado para cada una de ellas. Y sin embargo, todos los apartados de Renta WEB son prácticamente calcados.
Hacienda la caga. Pagamos nosotros
Si Renta WEB fuese una aplicación comercial, necesitaría con desesperación un rediseño completo liderado por un equipo solvente de investigadores y diseñadores de experiencia de usuario.
Sin embargo, no tiene pinta de que esto vaya a ocurrir próximamente, porque en la práctica, si Renta WEB confunde a sus usuarios y estos incurren en errores, Hacienda se lo hará pagar con creces: los recargos aplicados son monstruosamente abusivos, llegando incluso a un 5% por un retraso de solo 24 horas. Así que, a diferencia de cualquier otra organización del mundo, Hacienda no solo no tiene ningún incentivo para diseñar bien, sino que más bien, hace un negocio redondo con todo lo contrario.
Como te puedes imaginar, he presentado todos los recursos posibles hasta agotar la vía administrativa, incluyendo al defensor del contribuyente (¡ja!). Pero Hacienda simplemente no escucha las reclamaciones de sus usuarios. De hecho, por lo que he podido comprobar, se resiste a reconocer cualquier tipo de error, y lo recurre todo. Al final solo rectifica vía sentencias en el supremo o constitucional. Esto significa que si los particulares queremos obtener algún tipo de justicia tributaria, tenemos que estar dispuestos a llegar a las más altas instancias, y hacer un desembolso considerable. Esto en la práctica, les blinda en sus prácticas irresponsables.
Y ningún gobierno del signo que sea, ha hecho nada por encauzar esta situación. Llegado el momento, todos parecen sumamente felices de disponer de una agencia recaudatoria con la eficiencia y maneras de un inquisidor general. Omnem pecuniam.
El colofón de esta historia solo puede moverse entre la decepción y la resignación. Vivimos un momento en el que Hacienda ha mostrado favoritismos escandalosos, y sin embargo, todos estamos obligados a ser responsables con ella. Lo contrario, como sabemos, está muy lejos de ser cierto. Y como siempre, a nuestra expensa.